Schopenhauer, "El Pesimista de Frankfurt", sostenía que «la vida oscila como un péndulo entre el dolor y el hastío». Según él, esto es tan cierto que hasta los días de la semana representan a estos elementos: unos días están dedicados a la necesidad, al trabajo (de lunes a sábado), y otros a no hacer nada, al hastío (el domingo).
Desde su perspectiva, la estrategia de los emperadores romanos de dar "pan y circo" al pueblo para mantenerlo satisfecho y a su favor, resultaba exitosa porque daba respuesta a los dos componentes básicos de la existencia: al dolor y la necesidad se respondía con pan, con alimentos obtenidos sin esfuerzo; al hastío, el desánimo y el desgano se respondía con las fuertes emociones del espectáculo en la arena del circo.
La vieja fórmula de los emperadores más corruptos del Imperio Romano sigue teniendo vigor merced al tipo de democracia imperante. Basta un poco de pan y mucho circo, mucho espectáculo, cuanto más degradante mejor, para contentar a la plebe y que no se amotine; de esta manera, "los esclavos no tendrán derechos y los patricios podrán seguir viviendo con un lujo insultante."
Para que un pueblo sea digno y dueño de sus propios destinos, debe ejercitar la virtud en grado sumo: familia, trabajo, religión, orden y ley, son los factores sustanciales de una sociedad bien constituída... Nada nuevo bajo el sol... pero quién querrá realmente hacer el esfuerzo sincero, si los valores no dan dinero y son sólo motivo de diversión?
Así es como, mientras que la Iglesia siga en el debate con los Cristianos Gnósticos sobre la veracidad de los Evangelios Apócrifos de Tomás el Apóstol y las señoras de sociedad continúen con su Té y Buraco, mientras discuten sobre el atrevimiento de Dan Brown y su "herética" novela del Código Da Vinci,... (sin ennumerar otras formas de perder nuestro precioso tiempo social) ninguna solución aplicable a nuestra realidad se gestará en un ámbito de ocio intelectual y "Pan y Circo" continuará siendo la fórmula que mejor reditúe a la clase dirigente. Después de todo, como dijo Arnold Toynbee "el mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan".
Por lo que la cultura nos llega cuando todo queda en el olvido de los significados...
Lic. D'Shictong
lunes, 25 de febrero de 2008
lunes, 18 de febrero de 2008
Tomáte un taxi y relajáte!
Aunque estamos en Tucumán y no en New York, los conductores de taxis son una suerte de raza diferente, de idioma ininteligible y gestos desaprensivos. Como en las comedias norteamericanas (con su cuota de humor xenofóbico) donde el protagonista llega apurado a la acera del aeropuerto para tomar un coche que lo conduzca hacia una ciudad que desconoce, para luego extraviarse, [y para su descontento el chofer de este coche es un personaje de turbante y dialecto incomprensible con todas las características de un inmigrante hindú, que no logra llevarlo hacia ningún lugar, perdiendo minutos valiosos y provocando al espectador una familiar frustación ante la escena], de la misma manera nos frustramos al tomar este tipo de transporte público en la ciudad de San Miguel de Tucumán, sin ser esto una comedia norteamericana por supuesto, sino más bien una tragedia bastante argentina.
Cuando una persona se sube a un taxi tucumano, primero debe dar gracias a su suerte infinita de que el chofer haya interpretado sus santos y señas en la calle y se haya dignado en parar; segundo, dar gracias también si el mismo logra llevarlo al sitio o dirección a la que usted se refirió desde el principio, y no lo convenza de tomar atajos ni caminos cortos, ... como el lobo a la caperucita; tercero, debe rogar que el mismo chofer no ofrezca voluntad al diálogo, porque le aseguro que terminarán hablando idiomas muy diferentes, de los cuales no querrá volver a saber por un largo tiempo...
Desde el estado del coche, a la voluntad del chofer, y hasta la exactitud del vuelto luego de pagar el viaje, todo está sujeto al alineamiento planetario y al movimiento de las constelaciones en este universo y no en uno paralelo, aunque lo desee.
Si usted anda de paseo por esta ciudad y decide tomar este tipo de transporte, aténgase a las consecuencias y prepárese para todo tipo de experiencia: puertas destartaladas y peligrosas; asientos mugrientos, rotos y llenos de tierra; hedor infinito proveniente de un tipo de transpiración que está más allá de su comprensión, pero sí más acá de las axilas del taxista; humo de cigarrillo lo suficiente para provocarle un enfisema pulmonar en el transcurso de 5 cuadras; música popular en alto volumen que lo obligará a gritar cada vez que quiera dar una indicación como lo obligará también a aprenderse forzosamente la letra de la cumbia villera del momento; insultos y agresiones verbales y gestuales frecuentes, dirigidos hacia .... todo lo que se mueve... hasta usted.
En fin, la descripción puede ser larga y penosa, como el camino hacia Israel, la avenida Belgrano o Cumbres Borrascosas, así que si lo mismo está decidido a tomar un taxi en Tucumán, tenga en cuenta al menos que: si llueve, o hay partido de fútbol, o es usted un anciano o una mujer con niños... no se gaste, porque no lo levantarán.
Cuando una persona se sube a un taxi tucumano, primero debe dar gracias a su suerte infinita de que el chofer haya interpretado sus santos y señas en la calle y se haya dignado en parar; segundo, dar gracias también si el mismo logra llevarlo al sitio o dirección a la que usted se refirió desde el principio, y no lo convenza de tomar atajos ni caminos cortos, ... como el lobo a la caperucita; tercero, debe rogar que el mismo chofer no ofrezca voluntad al diálogo, porque le aseguro que terminarán hablando idiomas muy diferentes, de los cuales no querrá volver a saber por un largo tiempo...
Desde el estado del coche, a la voluntad del chofer, y hasta la exactitud del vuelto luego de pagar el viaje, todo está sujeto al alineamiento planetario y al movimiento de las constelaciones en este universo y no en uno paralelo, aunque lo desee.
Si usted anda de paseo por esta ciudad y decide tomar este tipo de transporte, aténgase a las consecuencias y prepárese para todo tipo de experiencia: puertas destartaladas y peligrosas; asientos mugrientos, rotos y llenos de tierra; hedor infinito proveniente de un tipo de transpiración que está más allá de su comprensión, pero sí más acá de las axilas del taxista; humo de cigarrillo lo suficiente para provocarle un enfisema pulmonar en el transcurso de 5 cuadras; música popular en alto volumen que lo obligará a gritar cada vez que quiera dar una indicación como lo obligará también a aprenderse forzosamente la letra de la cumbia villera del momento; insultos y agresiones verbales y gestuales frecuentes, dirigidos hacia .... todo lo que se mueve... hasta usted.
En fin, la descripción puede ser larga y penosa, como el camino hacia Israel, la avenida Belgrano o Cumbres Borrascosas, así que si lo mismo está decidido a tomar un taxi en Tucumán, tenga en cuenta al menos que: si llueve, o hay partido de fútbol, o es usted un anciano o una mujer con niños... no se gaste, porque no lo levantarán.
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lunes, 4 de febrero de 2008
Ciudadela y Floresta: barrios de malvivientes
En el área suroeste de la ciudad de San Miguel de Tucumán se encuentran dos barrios importantes en su extensión y en su influencia en la sociedad tucumana: Ciudadela y Floresta. Respondiendo a las características esenciales de todas las zonas en Tucumán: mitad casas importantes, ambiciosas, prometedoras de clase media de buena educación y mitad villa miseria, ranchos, conventillos, caederos, bulos de clase baja piquetera y politiquera. Cabe aclarar que ésta última descripción de la villa, no corresponde a aquella clase baja que el mundo conocía como "los desprotegidos", los "sin techo" o los "menos beneficiados", ya que este grupo social goza hoy de todas las comodidades que el trabajador honrado no logra tener sino después de varios meses de trabajo fulltime y posterior endeudamiento de por vida. Y con esto me refiero a ocupantes de viviendas precarias, con piso de tierra, un ambiente de descanso para compartir entre 12 personas y la ausencia de todas las comidas que necesita un ser humano en el día, pero sí cuentan con celulares de última generación: ninguno de menos de $1000 (mil pesos) con cámara de fotos, de filmar, flash incorporado, mp3, sms ilimitados, pantalla digital, etc,etc, zapatillas nike de uso específico para deportes de alto impacto de no menos de $380 (trescientos ochenta pesos), Tv 29' pantalla plana con home, motocicletas a estrenar sin patentes, bebidas alcohólicas a toda hora y muchas cosas más y resulta que todo esto lo consiguen con sólo estar sentados toda la siesta, toda la tarde y toda la noche (por la mañana No, porque duermen). Trabajo no poseen, aunque la mayoría oscila en la franja de 18 a 38 años, pero sí cobran planes trabajar y jefes de hogar. ¿Una maravilla no?
El caso es que, la otra parte de la población, aquélla que se creyó el cuento de que trabajando y educándose era la mejor manera de transitar el camino del progreso económico, al equilibrio moral y espiritual y a la contribuición del bienestar social, viven atrincherados, encerrados, enrejados, con sistemas de alarma de monitoreo, atemorizados por sus propios vecinos.
Ciudadela y Floresta, cuna de vagos y malvivientes, posee la particularidad de la vida nocturna, las cumbias, los partidos del "santo", los hurtos permanentes, las violaciones de domicilio, los asaltos a conductores, los niños jugando después de la medianoche en las calles, los menores drogándose en las veredas de sus vecinos (los vecinos que trabajan), los mayores emborrachándose a toda hora en la vía pública, como modelos a seguir de toda la "prole" que se encargan de engendrar y al mismo tiempo de abandonar; el vandalismo de bienes ajenos, los carteristas, los arrebatadores, falsos taxistas, la basura desparramada y los afiches políticos.
Pero... ¿Cuándo se puede descansar de esta gente? Una o dos veces al mes, cuando van a cumplir con su única obligación y son convocados a la marcha piquetera de turno por su "puntero barrial".
El caso es que, la otra parte de la población, aquélla que se creyó el cuento de que trabajando y educándose era la mejor manera de transitar el camino del progreso económico, al equilibrio moral y espiritual y a la contribuición del bienestar social, viven atrincherados, encerrados, enrejados, con sistemas de alarma de monitoreo, atemorizados por sus propios vecinos.
Ciudadela y Floresta, cuna de vagos y malvivientes, posee la particularidad de la vida nocturna, las cumbias, los partidos del "santo", los hurtos permanentes, las violaciones de domicilio, los asaltos a conductores, los niños jugando después de la medianoche en las calles, los menores drogándose en las veredas de sus vecinos (los vecinos que trabajan), los mayores emborrachándose a toda hora en la vía pública, como modelos a seguir de toda la "prole" que se encargan de engendrar y al mismo tiempo de abandonar; el vandalismo de bienes ajenos, los carteristas, los arrebatadores, falsos taxistas, la basura desparramada y los afiches políticos.
Pero... ¿Cuándo se puede descansar de esta gente? Una o dos veces al mes, cuando van a cumplir con su única obligación y son convocados a la marcha piquetera de turno por su "puntero barrial".
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sábado, 2 de febrero de 2008
Tucumán: Jardín de la República?
Tucumán no es un jardín, es un gran basural, donde la desidia y la desconsideración actúan como palas de acumulación de residuos en los lugares de acceso público y permanente de todas las áreas residenciales. Este detalle, al que culpabilizamos frecuentemente a los organismos públicos y privados, no tiene otra fuente de alimentación que no sea la misma sociedad tucumana. Día a día demostramos al mundo, y a nosotros mismos cuán miserables y sucios podemos ser, y como si estuviéramos en una suerte de concurso de talentos, nos esforzamos cada vez más en seguir acumulando basura. No existe en la ciudad de San Miguel de Tucumán una sola vereda sin papeles de golosinas tirados con sus contenidos en descomposición, escupitajos burbujeantes, resbalosos y hediondos, orines y evacuaciones de animales-mascotas: propiedad de dueños desconsiderados e indiferentes, orines y evacuaciones humanas como resultado de varias noches de falta de control policíaco y personas en descontrol urbano, botellas rotas, carpetas escolares desarmadas y desparramadas como verdadero ejemplo de la calidad de las instituciones escolares, colillas de cigarrillos, de porros, preservativos usados, bolsas de residuos destrozadas, etc., etc,. Este repertorio de notas musicales que componen la gran sinfonía ciudadana, se encuentran para nuestro deleite no sólo en las veredas del microcentro tucumanos, sino también en todos sus espacios verdes, jardines y plazas, y todos los barrios aledaños de esta ciudad. Porque los tucumanos sabemos hacer las cosas con ganas!
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